sábado, 12 de abril de 2014

Sobre Estas deben ser épocas felices pero me daré cuenta más tarde de Ana Inés López

Me encuentro de pronto en medio de un libro de poemas que me gustan, nombrada, como parte de la cosa y vivo un flash directo al pasado inmediato más impreciso, ese que no sé si fue hace cinco años o hace dos o hace unos meses, me acuerdo de lo que allí menciona pero de alguna manera no estoy en el poema, está la poeta con su mencionarme como parte de las cosas que hace y yo soy como las tantas cosas que nombra, como ese chico que se encuentra en medio de una especie de manifestación tranquila, o como esos compañeros que dice que hablan de drogas, o como el que viaja por el mundo y tiene instrumentos étnicos, soy una de esas cosas o personas, igual da en este caso, soy un elemento de su poética, un insecto atrapado en la red de sus exploraciones y el flash directo vuelve a verme del otro lado lejos como al fondo de un tubo, filmado con una de esas cámaras de ahora que muchos tienen, las chiquitas que son como un ojo, allá estoy recibiendo yo, la verdadera, el mail que dice que me mandó pero me veo desde el poema, es muy increíble por dios. Otra vez me pasó lo mismo, hace mucho, qué impresión...con uno de otro poeta donde también aparezco, con nombre y apellido bailando en una disco. Nunca soy yo. Sigo leyendo y de pronto me encuentro, pero no a esa yo del otro lado sino a mi misma en la voz de la que escribe, en ese poema que cuenta en qué lugares estuvo, las provincias que visitó, quién no lo hizo, hasta marcarlas en un mapa. Mi hija era muy chiquita y ya lo andaba haciendo, eran muy importantes para ella Alta gracia y Tandil, además de Santa Rosa porque eran en sus primeros seis años de vida, los lugares que conocía, y en el mapa de Argentina que estaba en su pieza, que está todavía, un día, que ella no estaba, descubrí que había hecho unas marcas. Poemas de Ana Inés López, ¿por qué hay personas que no leen poesía? ¿qué creerán? ¿sabrán que existen tantas poesías como personas? esta es la poesía de Ana Inés López que yo creo que a más de uno le puede pasar que diga, ah, ¿esto era la poesía? entonces sí, me gusta.

jueves, 10 de abril de 2014

sobre Relatos de fantasmas de Edith Wharton



Ahí está Edith en esta imagen, muy bien vestida, los guantes bien calzados que dejan ver nítida la pose de la mano sosteniendo el abanico. Era una mujer con mucho dinero, nacida en NYC en 1862 que vivía en casas hermosísimas. Ella y su marido tenían mansiones a ambos lados del océano y vivían por temporadas en una u otra. Pero además de este más que "buen pasar", Edith escribía muy bien. Claro que había recibido la mejor educación y no le faltó nada de nada, pero no alcanza con eso. La primera vez que leí algo de ella, tendría yo menos de veinte años, fue Ethan Frome. ¿Por qué me compré ese libro? era del Centro editor de América latina, y por lo tanto era accesible para mí y además leí en la contratapa que había sido amiga y discípula de Henry James, de quién había leído "Otra vuelta de tuerca" y me había gustado porque me gustan las historias de fantasmas. Nada de eso había en Ethan Frome, pero me gustó igual y me era muy llevadera su narración. Muchos años después, encontré en una librería de Santa Rosa Relatos de fantasmas. Estaba por entonces, esas vacaciones, tratando de escribir una supuesta novela donde el protagonista era un fantasma y me compré el libro sintiendo que era parte de la bibliografía que necesitaba. Pronto abandoné la escritura por la lectura de estos cuentos: "La campanilla de la doncella", "Los ojos", "Después", "Kerjol", "El triunfo de la noche", "El grano de la granada", "El espejo", etc...uno mejor que el otro. Mi favorito fue "Después", que trata de un fantasma del que uno se da cuenta que lo vió, tiempo después, no en el momento mismo. Genial. Porque esto mismo trata de lograr Edith en el lector, y lo logra. Dice, en el prefacio, que la luz eléctrica terminó con los cuentos de fantasmas, y también que si el escritor siente miedo al escribir conseguirá que el lector también lo sienta. Edith, gracias por estos miedos en forma de cuentos que nos dejaste y que guardo en la biblioteca al lado de los que escribió tu amigo Henry, otro compilado de relatos fantasmales. Muy diferentes. Más largos. No sé por qué pero yo te sigo mejor a vos en esto de los fantasmas.