sábado, 11 de mayo de 2013

Sobre "El modelo aéreo" de Leonardo Sabbatella




Esta novela fue editada por Mar dulce el año 2012. Leonardo Sabbatella, su autor, nació en Buenos Aires en 1986. La primera vez que supe de su existencia fue porque su autor me habló de ella cuando todavía no estaba publicada, me contó cómo la había trabajado, con qué cuidado, y me contó también que él era de la narrativa, que no escribía ninguna otra cosa. Yo no había leído nada suyo salvo algunos textos sueltos que, tanto a mí como a otros que presenciamos su lectura en un grupo de trabajo, nos llamaron la atención por lo claro, lo fluido de la prosa, que te llevaba sin esfuerzos por imágenes, situaciones, descripciones de personajes, como si estuviera instalando cada cosa en su lugar, sin esfuerzo y uno siguiéndolo expectante con la sensación de poder evocar inmediatamente esas invenciones.

Cuando pasados unos años leí El modelo áereo, ahí estaba todo eso y conformando una novela completa, armada en base a capítulos cortos, que siempre son escenas enhebradas por el hilo de una ciudad anónima que podría ser Buenos Aires pero también cualquier otra.

Pero leamos directamente a su autor, a quien consulté, para que nos cuente de qué se trata:



La novela trata sobre los efectos que generan dos muertes en una ciudad. No en lo que podría denominarse el primer círculo íntimo (familiares) ni el segundo (amigos cercanos, compañeros habituales de trabajo. Me interesaba ese tercer círculo de afectados, personas circunstanciales, amigos indirectos, compañeros que no los ves todos los días. La muerte trabajando en el tiempo, el delay con el que se enteran los distintos personajes. la pregunta era un poco ¿hasta donde llegan los efectos de una muerte? llegan hasta el día último en el que alguien se entera, llegan hasta la ciudad más lejana donde una carta hace referencia al hecho, etc. En miedo de todo esto esto hay un personaje, un único personaje que los conoció a ambos muertos y que se ve afectado, las muertes apenas cercanas pero las dos en un breve lapso de tiempo lo transforman. La novela es un mapa de efectos.
¿Cómo es la ciudad en la que se producen estas muertes y esos efectos? 

La ciudad tiene ciertas características atemporales y parece que pudiera ser cualquier ciudad. Tiene un aspecto de ciudad europea de posguerra por momentos, hay un cielo encapotado, hay sectores que se repiten, no es necesariamente una ciudad gris pero digamos que los personajes se mueven sobre cierta opacidad. La ciudad tiene sus construcciones imponentes y desproporcionadas como la mapoteca, hay un río, hay una biblioteca  hay subterráneo con escaleras enormes, un autódromo, está la pista para aeromodelismo, plagada de bares y cafés pero también casas viejas como en la que vivía el pintor, departamentos cercanos al estilo monoblock, enormes estacionamientos.
¿Qué dirías de los personajes que se mueven en ella?

Los personajes tienen en común que todos están apenas corridos de su eje. Están trastocados, son personas con un falso fondo, todos parecen esconder algo, tener alguna vida no declarada o alguna miseria personal. Son personajes a los que me interesaba que se los pudiera ver con sus objetos, y de esa manera definirlos indirectamente.
¿Qué escritores influyeron tu escritura en este caso en particular?

 Estaba presente Sergio Chejfec y George Perec en especial. Pero también Borges, Beckett, Saer, Onetti, Handke, Serra Bradford, Alan Pauls. La película Las alas del deseo fue importante para pensar la atmósfera de la novela. 


CITAS

El modelo aéreo, de Leonardo sabbatella (Mar dulce, 2012, pag 51)
Greta. Museo
Greta desemboca por error o por casualidad en el Museo de Ciencias Naturales. Salió a caminar y se perdió en el mismo punto de la ciudad donde se ha perdido toda la vida: en la circunvalación. Evoca las tarde en las que iban con el pintor, cuando eran jóvenes, a internarse en los pasillos mal iluminados del Museo. No es que vuelva atrás el tiempo, sucede algo peor para Greta: se siente una espía de esa época, una espía de su juventud con el pintor. Camina tras los pasos de una pareja que sin duda son ellos dos, que se abrazan y se sueltan, se ríen y se conmueven, son pueriles, son novatos. Tiene al alcance de la mano el vestido rosa y gris que usaba hace veinte años, el clima destemplado de los pasillos se hace piel en Greta. Tal vez haya sido necesario perderse para llegar a ese recuerdo. Las vitrinas con huesos, los carteles explicativos, el eco de una visita guiada. El pintor ya no se encuentra en el museo ni en ningún otro lado.(...)
 El modelo aéreo, de Leonardo sabbatella (Mar dulce, 2012, pag 105)

Pavel. Subte
Las escaleras del subte son tan largas que parecen llevar a cada uno de los usuarios al centro de la tierra. Pavel llega hasta el andén por las escaleras fijas, no soporta las mecánicas, y camina de punta a punta esperando uno de los últimos servicios del día. No hay mucha gente, apenas una madre con hijo dormido en un asiento y un poco más lejos una pareja que discute acallando la voz pero sin controlar los ademanes. Pavel viene de una sala de cine situada en un piso nueve, cada tanto se asoma al túnel para chequear si aparece la luz del subterráneo. Impaciente. Parado sobre uno de los escalones plateados de la cinta mecánica, desciende Matías, dos bolsos con los equipos de fotografía. La pareja que discute aumenta un punto el tono de voz, a Pavel llegan palabras aisladas: noche, estúpido, nunca, basta.  La película alemana que acaba de ver absorbe a Pavel como los efectos de una droga, recibe cada cosa que ve como parte de la atmósfera del film. (...) 

El modelo aéreo, de Leonardo sabbatella (Mar dulce, 2012, pag 134)
Pavel. Plaza.
(...) Los pasos de Pavel recorren surcos de una ciudad subterránea de cloacas, túneles, arroyos,subsuelos, bodegas y sótanos; camina sobre vidas escondidas. Algunas personas hacen deporte, trotan en pequeños grupos, otros corren esquivos. Pavel no quiere regresar, como si entrar a la casa le recordara un cansancio o una perturbación insufrible. Alguien le pasa por al lado, casi rozándolo, en bicicleta; hace algunos años los roles podrían haber estado invertidos. Las póximas cuadras parecen repetir el paisaje ya visto, la ciudad como multiplicación de un único fragmento. En el trabajo, recuerda, alguien mencionó la reglamentación por la que la distancia entre una farmacia y otra debe respetar un mínimo de cuadras, una especie de planeamiento urbano que de esa manera extiende la ciudad para que las farmacias no se amontonen en un puñado de manzanas.
Continuamente la misma ciudad, maquina Pavel, atormentándolo, persiguiéndolo; una forma de asedio. Conoce cada una de las cosas que va a encontrar: a un par de cuadras ya se observa el cartel blanco y rojo de otro supermercado, el mismo de siempre.

Lugar para leerlo BARES

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