lunes, 29 de julio de 2013

Sobre "La ley tu ley" de Juana Bignozzi


Desde la primera línea que leí de un poema de Bignozzi quedé atrapada. Dicen los que no son muy lectores de poesía, que les "cuesta entrar" a la poesía.  Para todos aquellos que suelen hacer ese tipo de comentarios recomiendo la poesía de Juana Bignozzi porque estamos adentro desde el comienzo. Ella nos ignora pero nos ignora tanto que podemos seguirla de cerca, de cerquísima, adivinando las escenas que sugieren sus versos sin puntuación, yendo al ritmo natural de la lengua, que es lo que declara buscar y encuentra, ya en los primeros poemas de esta obra reunida. Juana se crió en un hogar de obreros anarquistas, que valoraban la cultura por sobre todo. Leían, estudiaban en las bibliotecas después del trabajo, iban a la ópera. Dice que de adolescente no quería saber más nada de la ópera de tanto que la había escuchado en la casa o en las visitas al Colón. Vivió muchos años en Barcelona, desde la muerte de Perón hasta el 2004 cuando regresó. Tiene amigos que son jóvenes poetas. Dice que en aquellos días de su juventud había cinco poetas en cada esquina de la calle Corrientes, pero antes no tenían tanta visibilidad, que no les hacían notas ni nada, salvo en alguna revista literaria. Perteneció en un comienzo al grupo de poesía "Pan duro" donde también estaba Juan Gelman, pero luego se abrió. No le interesaba el costumbrismo o la melancolía de antaño que ejemplifica cuando dice "poemas sobre el último tranvía". Sus poemas muchas veces dicen mis amigos esto y lo otro, creo que es donde me atrapa. Pero también cuando aparecen el padre, la madre, y sus enemigos. Aparecen pintores, nombres de ciudades, son siempre como réplicas en un diálogo medio picado con algo o con alguien de quien nunca sabremos qué opina o qué le está diciendo a ella. Eso me atrapa también. Esa sensación de que hay enojos, afirmaciones, resignaciones, amenazas. Hay alguien, hay personas  para las que parecen estar dedicados los poemas, de tal manera escritos, de tal manera enunciados que se vuleven nuestro propio pensamiento enseguida.

No hay comentarios:

Publicar un comentario